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Y después del bosón de Higgs, ¿qué? El próximo año, el acelerador de partículas LHC que permitió descubrir esa partícula volverá a funcionar tras dos años de puesta a punto. Esta vez la mayor máquina del mundo funcionará a casi el doble de energía, lo que puede abrir la puerta a descubrimientos más importantes que los que ya ha logrado. Rolf Heuer, actual director general del laboratorio de física de partículas CERN, considera que hay “una probabilidad enorme de encontrar partículas con una masa mayor que el bosón de Higgs”. Encontrar esas partículas supondría entrar en lo que él llama“el universo oscuro”, ese 95 % del cosmos del que aún no sabemos nada.

Con la posible excepción del bosón de Higgs, el del hobbit de Floresha sido probablemente el descubrimiento con más impacto social de los últimos diez años. Y sería muy difícil decidir cuál de los dos es más extraño, aunque los dos hitos científicos no pueden ser más dispares: una tecnología punta de 2.000 millones de euros frente a dos botas metidas en el barro y un piolé, el producto final de una predicción matemática frente al desconcierto de un hallazgo que nadie esperaba ni andaba buscando, el futuro cierto frente a un pasado incógnito. Aunque esto no deba decirse a quienes lo financian, el conocimiento sigue a menudo caminos tortuosos.

Hasta ahora, los geles (vaginales o anales) con antivirales no funcionan en humanos como en el laboratorio. De hecho, 30 años después de la aparición del sida, no hay ni un microbicida (el nombre técnico de estas cremas) en el mercado. Un estudio que publica Science Translational Medicine explica por qué los geles no actúan como se esperaba. Y la respuesta está en la propia composición del semen. Este contiene unas fibras de amiloides (unas proteínas) que atrapan a los virus, los concentran y, por tanto, aumentan su infectividad.

“Si preguntas por la calle cuál es el motivo de que una persona esté obesa, la mayoría de la gente te responderá que es porque come demasiado, y tienen razón. Pero la pregunta importante es: ¿por qué come demasiado?”. En 1994, Jeffrey Friedman bautizó la molécula que nos sugiere cuándo debemos comer y cuándo es momento de parar. La leptina se convertía así en protagonista de la lucha contra el sobrepeso, un problema creciente en las sociedades avanzadas que provoca numerosos problemas de salud.

Hay algo que una simple abeja puede hacer mejor que muchas empresas farmacéuticas: llegar con su veneno al sistema nervioso central. Por eso algunos equipos de investigación estudian las sustancias que segregan avispas, abejas o escorpiones con la esperanza de desarrollar nuevos fármacos. En España, uno de esos equipos ha creado un nuevo tipo de moléculas a imagen y semejanza del veneno de abeja que podría servir en un futuro para tratar muchas enfermedades del cerebro, desde el alzhéimer a laesquizofrenia pasando por el cáncer.

Una nueva imagen de la estrella HL Tauri, con detalles que nunca se habían visto hasta ahora, ha despertado la euforia entre los astrónomos que han empezado a trabajar con el nuevo granradiotelescopio ALMA, en Chile. En ella se aprecia el disco de formación de planetas alrededor del joven astro revelando en él “detalles extraordinarios que nunca antes se habían visto”, señala elObservatorio Europeo Austral (ESO).

Un repaso de las películas más taquilleras de la historia apenas ha encontrado correlación entre las más violentas y el número de asesinatos en los años siguientes a su estreno. En el caso de los juegos, la relación es incluso negativa. el aumento de su contenido violento ha coincidido con una reducción de la violencia juvenil en la vida real.

En cada rincón del planeta se nota el impacto del cambio climático. Pero es en las zonas menos desarrolladas donde sus consecuencias amenazan con ser más dramáticas. Esto es sólo una pequeña parte de las alertas que acaban de lanzar los expertos al mundo, en especial a los políticos, durante la presentación del Informe de síntesis publicado este domingo por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

En mitad del horror de una epidemia de ébola como la que está masacrando África occidental lo más fácil es dejarse arrastrar por la angustia y la desesperanza, pero los investigadores tienen que mantener la cabeza fría para tomar nota de los detalles valiosos. En este y los anteriores brotes del virus, los médicos han observado diferencias vitales en la respuesta de unas personas y otras a la infección, que cubren todo el abanico desde la resistencia total al virus hasta la muerte por hemorragias internas generalizadas. Una rompedora investigación con ratones descubre ahora que la causa más probable son las diferencias genéticas entre individuos, y apunta a los genes esenciales que subyacen a esa sutil diferencia entre la vida y la muerte.

Ninguna enfermedad es glamourosa, pero algunas han ganado un prestigio como amenazas terribles que la lucha contra ellas ha conquistado la imaginación del público y la atención de las administraciones públicas. Las cifras de mortalidad del cáncer o las enfermedades cardiovasculares, o los efectos devastadores de males como el alzhéimer, las han colocado entre este grupo de enfermedades que acaparna más atención. Otras, sin embargo, producen un sufrimiento amplio, pero más difícil de cuantificar y, aparentemente, menos urgente.